martes, 10 de noviembre de 2020

EXPERIMENTANDO EL PODER Y LA PRESENCIA DE DIOS - DÍA 9

  

📅 Día 9: EN TIEMPOS DE INJUSTICIA

📖 Lee: SALMOS 73:1-14 (Haz clic en el versículo para leerlo 😃)

Probablemente has experimentado los sentimientos que produce la injusticia. Tal vez has sentido el dolor del abandono, la traición de un socio de negocios, el shock de ser excluido de una herencia, la frustración de trabajar más duro que todos y ver que alguien más es promovido antes que tú. Tal vez te ha costado explicarle a tu hijo por qué se sienta en la banca mientras el hijo del entrenador juega el partido. Recibir un trato injusto puede ser emocionalmente perturbador. La injusticia nos carcome.

Recuerdo haberme sentido así en la universidad después de sacrificar por causa de Cristo una relación a largo plazo, esperando que Dios me la devolviera, sólo para ver a mi ex-novia irse con otro chico. Abrí mi Biblia en mi dormitorio y le di un ultimátum a Dios para que me hablara o yo abandonara la fe. Había estado leyendo los Salmos y decidí darle oportunidad a Dios de unos tres o cuatro capítulos antes de dejarlo todo. Los dos primeros no me impresionaron. Luego vi el Salmo 73 e inmediatamente sentí algo diferente. Me llevó a un encuentro con Dios que me cambió para siempre. Con lágrimas todavía en mis ojos y la confusión nublando mi alma, leí el salmo en voz alta. Escuché mis propias palabras en las quejas del salmista.

Había estado confuso y frustrado porque intentaba hacer lo que Dios dice que es correcto, pero tenía más problemas y obstáculos como cristiano de los que recordaba haber tenido antes. Como el salmista, "Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable" (v. 16). Y, como el salmista, la solución estaba justo delante de mí: "Hasta que entré en el santuario de Dios" (v. 17). Comencé a ver la vida desde una perspectiva eterna de nuevo.

La adoración al Dios que está por encima de todo y que siempre reivindica a su pueblo, deshace nuestro sentido de la injusticia. Sus promesas y su perspectiva alivian el dolor. Lo que parece injusto ahora termina siendo extremadamente bueno para su pueblo al final. Nuestros corazones se ablandan, nuestra perspectiva cambia, y celebramos con las palabras del salmista en el v. 26: "Pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna".

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