📅 Día 10: Tipos de Oraciones: Sumisión y Rendición
“El mundo aún no ha visto lo que Dios puede hacer por y a través de cualquier hombre que se consagre completamente a Él”. -D. L. Moody
Un joven llamado Henry Parsons escuchó a Moody decir esto mientras compartía en una iglesia en Chicago en 1873 e inmediatamente se puso de pie y le rindió su vida a Cristo. Cuando creció fue conocido como el inventor de la avena y el fundador y presidente de la compañía Quaker Oats. Mucha gente en Chicago lo conoció como un gran ejemplo de un hombre de negocios cristiano. Llevó mucha gente a conocer a Cristo y por más de 50 años dio más del 70% de sus ingresos para construir iglesias, fundar ministerios y alimentar a los pobres de su ciudad. Él vivió una vida de rendición a Cristo.
La relación con Dios comienza con la sumisión
Todos algunas vez hemos hecho oraciones de sumisión o rendición. En la sumisión es donde nuestra relación con Dios comienza, justo en el instante en el que decidimos entregarnos a Él. Pero podemos hacer este tipo de oración cada día. Es como la arcilla colocándose a sí misma otra vez en la rueda del alfarero; nos colocamos bajo sus reglas al orar de este modo. Para vivir en intimidad con Dios necesitamos mantener una postura de sumisión. Sin embargo la sociedad hoy en día enseña que “la sumisión es para los débiles”, para los que se dejan, para los que no son capaces de dirigirse y controlarse a sí mismos. Es fácil hacernos creer a nosotros mismos que estamos sometidos a Dios cuando en realidad no lo estamos. Por eso estas oraciones son tan importantes y no deben ser oradas con ligereza.
No es nuestra voluntad sino la de Él
Jesús dijo varias ocasiones cuando oraba: “No se haga mi voluntad sino la tuya…”, “Yo he venido del Cielo para hacer la voluntad de Dios que me envió, no para hacer lo que yo quiera…”. Si Jesús necesitó someter su voluntad al Padre, cuánto más nosotros necesitamos ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Sólo piensa esto: Jesús pudo haber hecho cualquier cosa que Él quisiera, pudo haber vivido en un gran palacio, gobernar a la gente con Su poder, pudo destruir a sus enemigos con una sola palabra de su boca pero escogió someterse. Escogió hacer lo que debía hacer sobre lo que quería hacer y aún más, sobre lo que podía hacer. Jesús sudó gotas de sangre al enfrentar su agonía en el jardín de Getsemaní unas horas antes de ir a la cruz, ¿no podrá esto significar que es una batalla someter nuestra vida realmente a Dios? ¿Estás dispuesto a hacer lo que sea, donde sea y cuando sea para Jesús?, ¿realmente lo estás? No contestes tan rápido, imagina las posibilidades primero.
Una oración de sumisión o rendición no es resignarse pasivamente a algo o alguien.
Es un acto completamente consciente de “poner en manos de Dios” cada parte de nuestras vidas. Es decirle a Dios que Él es el dueño de nuestra vida, es aceptar que tu vida no es realmente tuya sino que fuiste comprado por un precio. Una oración de sumisión y rendición es una consciente transferencia de propiedad, es declarar que ya no te perteneces, que no tienes control sobre ti, que no eres tuyo, que vives para hacer lo que alguien más quiera y diga; ese alguien es Dios.
Una oración así incluye lo siguiente: “Señor Jesús, yo decido ofrecerte:
a) Mi día (tareas, juntas, planes, agenda, etc.)
b) Mis relaciones interpersonales.
c) Mi salud, recursos y posesiones.
d) Mis dones y talentos.
e) Mis necesidades, anhelos, sueños y deseos.
f) Mi trabajo y carrera.
g) Mis derechos.
h) Mi vida.
i) Todo lo demás que se te ocurra…
¡No hagas este tipo de oraciones a la ligera! Algunas veces estas oraciones involucrarán luchas interiores cuando Dios nos muestre lo que quiere que hagamos, necesitará que muramos a nosotros mismos. Otras veces, habrá dolor en lo que ofrecemos, “Señor enséñame a perder mi vida por tu causa hoy para así poder ganarla”. Es un sacrificio. En la Biblia algo muere cuando un sacrificio es ofrecido.
Alegría en la rendición
Pero esta es la paradoja, lo inexplicable: No existe alegría más grande que una rendición total. La definición de libertad es un corazón ¡totalmente entregado a Él! Es un intercambio en el cual obtenemos la mejor parte. Le damos a Dios lo que tenemos (lo cual, si somos honestos, no es tan impresionante) a cambio de experimentar una verdadera vida. Una reconocida mujer de fe lo dijo así: “El premio con el cual Dios recompensa el hecho de morir a nosotros mismos es Él mismo”.
🤔 Piensa...
La grandeza del poder de un hombre se mide en su capacidad de rendirse. Entre más nos rindamos, más poder de Dios podrá trabajar a través de nosotros. Este tipo de oraciones seguramente nos costarán mucho, pero traerán muchísima intimidad con Dios y Dios podrá cambiar más de lo que pensamos en nosotros y alrededor de nosotros cuando nos sometamos y rindamos por completo a Él.
🌿 Ideas para tu Oración de Hoy:
1. Toma tiempo para hacer oraciones de rendimiento y sumisión.
Algo simple como “Señor te entrego con alegría ________”.
Llena en el espacio en blanco todo lo que el Espíritu Santo te traiga a la mente.
2. Pregunta: “Dios ¿Hay algo, alguna área en mi vida que he
2. Pregunta: “Dios ¿Hay algo, alguna área en mi vida que he
estado reclamando como si fuera mía?” Si te muestra algo, entrégasela en oración.
Si...hoy hace un mes el Señor se llevo a mi esposa...mi dolor es profundo como mi espera.nza que ella ya esta en la presencia de Dios..
ResponderEliminarDesde hace semanas un hermano cotidianemente comparte este enlace conmigo... y es como anillo al dedo... muchas graciad